miércoles, 3 de julio de 2013

Capítulo 24. Todo tiene un Final.

Toni. 





Habían pasado dos meses desde la carrera de Madrid, la cual habiamos resuelto con una baja, Iván, que en su ultima carrera sufrió un fuerte accidente que lo dejó un par de dias hospitalizado. Aun así pudimos conquistar el torneo y que Pietro nos mostrase sus ofertas. Habían sido dos meses en los que nos habíamos tomado la vida con toda la calma posible, yo habia comprado una plaza de garaje cerca de donde vivian mis padres, el taller seguía creciendo y todo iba tan bien como siempre, hasta que un dia, paseando con el mazda para que no se oxidase, un Impreza 22B se me puso detrás y me estuvo presionando. Me dediqué a jugar con el durante un rato, hasta que me di cuenta de que no quería correr. Me sacó de la carretera y destrozó mi mazda, incluyendo que estuve una semana en la UVI, recuperándome de los golpes. El mazda quedó en el nuevo garaje y lo arreglaba cuando podía. Fui moviendo los hilos y unos días después averigüe que fue Drako, que ahora tenia nuevo coche. Así que decidí retarle a un ultimo duelo en Cabarga, esto había que arreglarlo sobre la calzada.

Y llegó el momento, la hora de la verdad, y por qué no, la de la venganza. Ya no me quedaban uñas cuando Juan vino a recogerme con su e30, coche con el que habíamos acordado que yo iba a correr.

- Venga chaval, sube que nos queda poco tiempo, ¡y alegra esa cara, que hoy llevas mi e30!
- Ya voy ya voy… Ya te contare.

El caso es que debido a esto, había tenido una discusión, se podría decir que la mayor de todas con mi novia, desde el accidente con el Mazda ya veía esto de otra manera, y no quería que corriese debido al peligro que suponía correr contra quien iba a correr, pero yo debía hacerlo. Para resumir, salí de su casa mientras ella seguía discutiendo sola, y aun no habíamos hablado desde esa mañana, lo cual me preocupaba bastante, en verdad.

- Llegamos.

Había pasado todo el viaje ensimismado en mis pensamientos y concentrado en la discusión, pero llegaba el momento de cambiar de chip, me bajé del coche y allí estaba, Javi haciendo de chofer de Iván y Cristian con el s2000.

- Que pasa so gays, ¿os molan los tríos en pequeños espacios?
- Calla coño.
- Para maricona tú, que parece que te va el rollo.

A todo esto Juan se estaba partiendo el culo tirado en el coche, si que debía ser divertido visto desde fuera, si.

- Bueno, dejémonos de gilipolleces, ahí llega tu hombre.

Efectivamente, ahí llegaba Drako, con su Impreza 22b, que tanto había tenido que ver, por desgracia

- Acabemos cuanto antes, procedimiento simple, quien llegue primero gana, el perdedor se retira, ¿te parece bien?
- Perfecto me parece, a los coches.

La carrera tocaba en bajada, pero no en cualquier bajada, sino mi bajada, perfecto, menos ventaja para su Impreza, mientras él se iba colocando en la salida yo hacía los últimos preparativos, arneses colocados, meto la llave, la giro, espero a los chivatos, embrague y arranca. Me pongo los guantes y se me acerca Juan a la ventanilla

- Mira, sabes que siempre he sentido un afecto especial por este coche, pero si hoy le haces algo, como si le siniestras, me da igual, siempre que ganes a este personaje, me cuesta mucho hacer esto, pero te doy libertad de llevar mi coche al límite. Tan sólo gana.
- Quizás no llegue a cruzar la meta, todo depende.
- Miedo me da cuando dices eso.
- Tu tranquilo, si tal ya te pagare yo los rasguños…
- Voy a dejar de hablar contigo que me estoy poniendo en lo peor.
- Suerte, y llega debajo de una pieza al menos.
- Eso intentaré

Me dirijo a la salida con una sola idea en la mente, acabar esto cuanto antes. Si tenía que retirarle iba a ser esta noche, y no de la manera más ortodoxa, precisamente. Voy recorriendo mentalmente el trazado: “ésta podría ser buena para adelantarle, le podría cerrar por ahí y por allí si voy delante”. Volviendo a la realidad, Iván nos iba a dar la salida.

- ¿Preparados?
Asentí
- 3…2…..1...YA!

Y salí sin perder mucha rueda: “uf menos mal” pensé para mis adentros. Estábamos a la par y sabía de buena tinta que el e30 llevaba bastante menos peso que el Impreza, que también estaba aligerado, pero no se acercaba ni por asomo al bajo peso del que iba pilotado por mí. Podía forzar mucho más en las frenadas, y eso era algo que iba a aprovechar, pero el Impreza tenía mejor paso por curva debido a su tracción: “malditos 4x4” pensé para mis adentros.  En todo este rato, y sin darme apenas cuenta ya habían pasado las tres primeras curvas y el Impreza estaba detrás, pegado, pero detrás. Me centro en la carretera.
Bajamos aproximadamente a unos 110 km/h por un lugar de ir a 50 como mucho, pero no era consciente de ello, ahí estaba la primera curva de la zona lenta, reducción a 2ª y paso sin dejar deslizar la trasera, agarrando al máximo, pero nada, ni por esas, el Impreza me comía en el paso por curva: “ya veremos si tienes pelotas” mascullaba mientras llegábamos a las zonas en las que no se pasaba de 3ª. Llegamos a unas entrelazadas que eran imposibles de tomar aunque sea un poco rectas,  lo cual aproveche, lanzando la trasera del e30 para hacer de barrera, pero en la última no coordiné bien y ¡adiós! El Impreza me rebasó al no taparle el hueco, tocaba cambiar de estrategia.
Me pegué a su culo para no perder terreno mientras iban sucediéndose  las curvas, en las cuales intentaba no deslizar porque sabía que me haría perder tiempo. Y de repente ahí estaban, las horquillas, a tan solo unos pocos giros. Faltaban 3 curvas, la primera a izquierdas bastante ligerita en la que no había mucha variedad de trazada, en 3ª casi a fondo, fui reduciendo a 2ª para la segunda curva, ésta más cerrada y a derechas, pero que superé sin problemas, para la última recta un poco larga en la que llegue a tocar el tope de rpm en 4ª. Tocaba frenar, curva a izquierdas bastante larga que se podría tomar en 3ª a pocas rpm, pero me iba el riesgo, engrané 2ª y el motor rugía endiabladamente, salí catapultado detrás del Impreza, mientras llegábamos a la primera horquilla, coño, si había público, en fin, aficionadillos a ver los piques, supuse.
Mientras el Impreza comenzaba a frenar bastante antes de lo que tenía yo planeado, aproveché eso para colocarme por su interior y forzar la frenada apurándola al máximo: “vamos, un poco mas… vamos… ¡ahora!” y comencé a frenar estando a su par, lo cual funcionó, le había sobrepasado en la primera horquilla de 3, nada mal. Con lo que no contaba es con que ahora él, estaba  a mi izquierda, y por supuesto, en el interior para la siguiente, lo cual me desconcentró un poco, frenando antes de lo que debía y provocando que me adelantase, pero no estaba todo perdido. Nada más comenzar a tomar la curva lo vi, si cruzaba lo justo podía salir con el impulso suficiente, dicho y hecho, a base de pedal conseguí que se deslizara un poco de atrás y salí catapultado al lado del Impreza. Esto estaba a menos de 100 metros de acabarse…
Después de salir de la segunda horquilla el interior era mío, y además, algo con lo que Drako no contaba, yo me conocía mucho mejor el terreno que el. Y si no recordaba mal, el exterior de la siguiente curva estaría cubierto de barro debido a las lluvias de días anteriores. “Ahora o nunca” pensé, lanzando el e30 con un Scandinavian flick, o el arte de poner el morro del coche hacia el lado contrario de la curva, mientras llegábamos a esta. Escuché un frenazo mientras rectificaba la trazada, y me metía completamente de lado en la curva. “Vas bien, vas bien, vas bien… ¡NO!”. Demasiado impulso, con lo cual me adelantó la trasera y trompo al canto. Para más inri me quedé bloqueado y calé el coche. “Se acabó la carrera, se acabó todo” me lamentaba, hasta que miré hacia mi frente y no vi ninguna luz, ni se escuchaba ningún motor. El Impreza  estaba empotrado contra una pared de roca.
En ese mismo instante cogí el móvil y llame a Juan:

- Oye, estamos aquí a mitad de recorrido, esto ya se ha acabado.
- No me jodas que has hecho algo al e30.
- No hombre no, bajad y lo comprobáis, el siniestrado es otro.
- No puede ser…
- Si, si es, bajad ya.
- Vale, no os mováis mucho.

Colgué. Entonces salí del coche y miré el destrozo. Poco había que salvar de ese Impreza, y me giré buscando a Drako. Allí estaba, sentado en el guardarrail, con las manos en la cabeza y mirando el coche, sin mover un solo dedo. Debió entrarme un ataque de compasión, quizás pena:

- Por más que lo mires no lo vas a arreglar, sabías los riesgos que esto conlleva.
- Pero esta siniestrado…
- Y qué más da, además, creo que te será mas fácil retirarte si no tienes coche con el que correr. Voy a ir llamando a la grúa

Cuando acabe de hablar con el de la grúa, llegaron Juan, Cristian, Iván y Javi, con lo que se formó un gran revuelo, comentarios de la carrera, del accidente, de las maniobras, lo normal. Al rato llamé a Juan aparte:

Yo- Oye, estoy algo cansado, ¿me llevas de vuelta?
Juan- Ahora mismo, voy a decirles que te vas, yo volveré por aquí después.

Me monté en el e30 y Juan hizo lo mismo. Mientras bajaba eché la vista atrás y se veían algunos de los coches de quienes estuvieron viéndonos bajando, de vuelta a sus casas también, suponía. Me centré en la carretera mientras pensaba “Si hubiese tenido que llegar a este punto quizás no hubiese terminado”. Intentado quitarme esos pensamientos entablé conversación con Juan, mientras le decía lo que iba a ser de mí en un futuro…
Llegamos a mi casa y me bajé del coche:

- Muchas gracias por prestarme el bmw, sin él no lo hubiese conseguido
- Ya sabes que no es nada, pese a lo nervioso que me ponga. Bueno, me voy que me estarán esperando impacientes, ya hablamos.
- Adiós.

Y se fue dejándome en frente de mi garaje. Miré el reloj “Las 22:30, perfecto”. Entre en el garaje, y le abrí. Allí estaba casi acabado de nuevo el Mazda Rx7 que tantas emociones me había dado, sin duda estaba en deuda con él, jamás me la había liado. Me dispuse a terminarlo, solo quedaban por montar dos cosas, el parachoques trasero y un baquet de mas… Si, a partir de hoy llevaría dos asientos. Mientras enganchaba el parachoques escuché la puerta de la calle y un coche. “Estos vecinos…” pensaba. Cogí el baquet y me dispuse a engancharlo. Un poco después ya estaba en su sitio, colocado y fijo, y le estaba haciendo los últimos ajustes cuando:

-¿Ya has terminado de arreglar esa chatarra?

Sin prestar atención a la voz que me hablaba, dije:

- Esta chatarra seguramente sea mejor que tu puta mierda de…

Fue alzar la vista y verla, allí estaba mi ella, aguantándose la risa porque sabía que nadie se podía meter con mi coche, y le encantaba picarme.

- Oye, que siento lo de esta mañana, ya sabes, el estrés de estar en el otro lado, sin poder hacer nada y temiéndome lo peor. Pero bueno, aquí estoy. Por cierto, ¿no notaste ninguna figura familiar allí arriba?

Entonces lo recordé con bastante claridad, en la primera horquilla, aparcado en el interior, su Alpine a110. Iba tan concentrado que apenas me di cuenta.

- Iba tan concentrado en ganar que en el momento ni pensé e ello, pero te vi perfectamente. En fin, como ya habrás visto le puse otro asiento al coche, ¿vienes a darte un paseo?

- Vale, espérate a que meta el Alpine dentro y me monto.

Acabó de aparcarle mientras yo arrancaba el Mazda… Joder, como el primer dia, su ruido inundaba todo el lugar.

En la radio sonaba: 


Nos colocamos los arneses y salí hacia un lugar bastante especial para mí, el lugar donde acudí a darle un buen apretón a mi antiguo Fiat por primera vez, solo que esta vez no le iba a hacer lo mismo al Mazda, al menos por voluntad propia. Mientras íbamos llegando permanecíamos en silencio, como si sobrasen las palabras.

- Mira, hemos llegado, aquí fue donde comenzó todo

Y me dediqué a conducir por el mismo recorrido que aquel día, a un ritmo normal y corriente, por supuesto. “Mira, allí casi meto un salto importante, en esa curva es donde se me fue de atrás” y mas cosas que le fui relatando sobre el recorrido de ese día. Se acercaba el lugar donde me detuve esa primera vez, hice lo propio. Bajé del coche y me senté en el capó. Ella hizo lo mismo y nos quedamos un rato mirando las vistas, nada malas por cierto.



























- Te tengo que decir algo, algo bastante importante para el futuro.
- Cuenta.
- Antes lo estuve hablando con Juan y… Dejo las carreras, las de la calle. Esto se ha vuelto demasiado grande para mi, a partir de hoy dejaré de correr así. Lo cual no quita que sigamos saliendo a divertirnos con ellos algunos findes, como siempre. Pietro me ha hablado sobre un puesto para una prueba con Porsche en su programa de jóvenes promesas para correr en resistencia, y creo que voy a aceptar. En cierto modo quiero sentar la cabeza.
- Esto tiene que estar siendo bastante duro para ti, hasta a mi me costará acostumbrarme a no verte correr.
- Si, es duro, pero es lo mejor. Por cierto, ¿has decidido que vas a hacer con el Nsx?
- Supongo que lo venderé, o quizás lo conserve como coche de fin de semana.

Y nos quedamos otro rato más en silencio, mirándonos, y mirando el paisaje que se ofrecían ante nosotros, el cielo estaba despejado y había luna llena, así que se veía perfecto. No sé cuanto estuvimos así, quizás 10, quizás 20 minutos. Hasta que me sonó el móvil.

- ¿Si?
- ¡Putilla! Soy Cristian ¿Te apuntas a cenar o cómo va el asunto?
- Mas oportuno no podías ser no…
- Eso es un no, lo siento si he interrumpido algo.
- Más te vale sentirlo…

Colgué y nos empezamos a reír debido a la conversación. Esta noche no quería nada más que mi chica y mi coche.

- Te propongo una cosa, vamos a sacar dinero, se llena el depósito, y vamos a divertirnos, a  conducir por turnos.
- ¿En serio? Jamás te he visto dejar el Mazda a casi nadie.
- Bueno, muchas cosas han cambiado desde hace un tiempo ¿no?
- Si, la verdad es que si.
- Pues vamos.

Montamos en el Mazda mientras pensaba hacia dónde ir. “Eso no importa” me decía a mí mismo, “tan solo disfruta como nunca jamás lo has hecho con un coche”. Fui hacia el cajero más cercano, y acto seguido a una gasolinera que ahora llevaba un viejo conocido.

- Llénamelo de la de 98, anda.
-¿Vaya maquina llevas no?
- Uno, que ha tenido suerte en la vida.

Estaba él solo, así que le esperé para pagar, y de paso comprar  algo de comer y beber para cuando apretasen las ganas. Me dirigí a la ventanilla del copiloto:

- Ahí tienes un mapa, cógelo, estamos ahí mismo. Decide hacia dónde vamos a ir…

Si, tenía un mapa con mis tramos preferidos señalados. Nada más había que decidir a cuales se iba a ir.

- Vale ya está, sube y te voy contando, salimos de frente. Un tramo cada uno.


Subí al coche y arranqué mientras me ajustaba los arneses. Con toda una noche por delante para hacernos muchísimos km. Nos disponíamos a salir de aquella gasolinera sin pensar en un ayer, ni en un mañana. Simplemente estábamos haciendo lo que deseábamos desde hacía mucho tiempo, liberarnos de todo, aliviar las presiones. Disfrutar de nuestra pasión sin ataduras. Vivir el momento. Bastó una mirada, un gesto. Salí de allí dejando un pequeño olor a goma quemada en el ambiente, para que mentir, aquello me encantaba…


Just Drive.

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