Ana
Noche cerrada de un frio día de marzo, ya eran las 4 de la
mañana y en poco tiempo las calles se llenarían de gente. Desde donde estaba tenía una completa vista
de la Bahía de Santander y todas las luces de las tranquilas calles. Dos años
hacía que no pisaba Peñacabarga, desde aquella noche en que Toni ganó a Drako
todo cambió, sus sueños y los míos no eran los mismos y eso termino con Toni
cumpliendo su sueño de ser piloto de resistencia en Porsche lejos de España, viviendo en Alemania y
conmigo viviendo en Nápoles dirigiendo los talleres de Javi en Italia y
probando suerte en las carreras callejeras italianas.
Me subí a mi precioso Lancia delta integrale que rugió al
pisarle el acelerador, aquel coche había sido difícil de encontrar pero era increíble
para conducirlo. “Dos años” pensé mientras bajaba por las empinadas curvas del
lugar. En dos años había estado tan enfrascada en los coches que ni siquiera
había vuelto a Cantabria, pero ahora Javi me necesitaba aquí. Mi vida seguía siendo cómoda y me podía permitir
caprichos como el Lancia pero desde que Toni se fue no había sido lo mismo.
Mientras cruzaba las calles de astillero para dirigirme a casa
de mis padres pensé en que se asustarían
ya que no les había avisado de que vendría hoy, me esperaban para dentro de un
par de semanas, a lo mejor habían dejado
la llave por dentro como era costumbre en mi padre y al oír mis forcejeos para
abrir la puerta se podrían asustar así
que pensé que sería mejor irme a mi casa donde no hallé más que muebles llenos
de polvo y una casa completamente vacía de fotos y decoración, daba bastante
pena ver las paredes completamente blancas sin ningún adorno, ver las estanterías
sin libros y los cajones vacíos, parecía una casa recién desvalijada pero para
dormir unas horas me valdría, ni si quiera sabía porque no había vendido esa
casa, me ponía triste estar allí porque había vivido demasiado entre esas
paredes y ahora esos recuerdos que alguna vez me parecieron dulces, me parecían
horriblemente amargos, es lo que tiene una ruptura difícil, pensé pero estaba
tan agotada que no pude estar mucho tiempo pensando y rápidamente me sumí en un
profundo sueño del que no despertaría hasta las 10 de la mañana y lo haría con
mi mal humor característico de las ultimas épocas.
Después de la sorpresa inicial de mi familia y Javi por mi
llegada me dedique a comprobar que cosas del lugar en el que vivía habían cambiado,
y la verdad era que estaba todo igual, pero en ese momento sentí como si todo
fuera nuevo para mí. Al doblar la esquina del Telepizza hacia la plaza me encontré
con la madre de Toni que en un primer momento no me reconoció pero al mirarme
detenidamente supo que era yo:
- Estas muy cambiada, entre el pelo y las gafas de sol, no
te había reconocido, ¿Qué haces aquí?
- Vine para ayudar a Javi con…
-Sí, ya nos lo conto Toño, pero él es joven y seguro que
sale, hoy en día mucha gente sale del cáncer bien y sin problemas
-Espero que sí, pero ya sabes cómo es Javi, y dice que
quiere enseñarme a llevar el negocio entero por si le pasará algo, ¿ te ayudo a
llevar las bolsas a casa?
-Si no tienes nada que hacer estaría bien, por cierto cuéntame
que tal en Italia
-Bien, llevo los negocios de Javi allí y la verdad es que va
bastante bien, ya sabes que los coches italianos se pasan más tiempo en el
garaje que fuera de él así que trabajar allí es todo un negocio jajá
Tras un rato con ella y acompañarla a casa, me dijo que le
daba mucha pena que Toni y yo ya no estaríamos juntos y que ella pensaba que
nos habíamos equivocado al romper. Yo no sabía muy bien que decir y se notó que
estaba incomoda, me frotaba las manos y miraba al suelo. El tema no me gustaba
mucho para hablarlo, y había evitado todas las conversaciones que Javi había querido
mantener conmigo sobre ello y todos los consejos de que lo llamara, era
demasiado orgullosa y no podía arruinar sus sueños, él era una estrella de la
resistencia, apunto maneras desde el principio y habría sido injusto por mi
parte haberle exigido que dejara todo por mí, porque yo tampoco fui capaz de
rechazar la oportunidad de correr en Italia.
Me despedí de su madre todavía con Toni en la cabeza, si me viera se reiría
de mí, ahora era pelirroja oscura y estaba aún más blanca que antes, tanto que
a mis padres les preocupaba. A pesar de
los cambios físicos y del endurecimiento de mi carácter, por dentro seguía siendo
la misma loca del motor que era capaz de cualquier peligro para disfrutar de
las carreras.
No sabia lo que seria de mi vida de ahora en adelante, Javi estaba enfermo y quería ayudarlo en todo lo que me fuese posible, pero tampoco quería dejar Italia, tenia una serie de sentimientos encontrados que me empujaban a volverme aquí y otros que preferían la vida de Italia. Mis amigas en la cena me dijeron que me quedara aunque fuera un tiempo y mientras mis amigos italianos me instaban a volverme, mis padres...mis padres alargaron ese "un tiempo" a unos años, y después de un par de días en su casa insistiendo en que no me volviese a ir me tuve que marchar a dormir a mi casa para no terminar discutiendo con ellos, para entonces yo había decidido pasar parte del año en Cantabria y otra parte en Nápoles pero a mi madre seguía sin gustarle la idea, decía que yo era muy cabeza loca y que aquí me tenían más controlada. No se fiaba de mi, ya había tenido un par de susto con los coches en Italia y mi madre decía que conducía como una suicida.
Tras un par de días sola por las noches en mi casa decidí irme a dar una vuelta y como siempre termine en Peñacabarga, apoyada en el capó de mi coche reflexionando. En el fondo esperando a que aparecieran los chicos con la furgoneta y todo volvería a ser como antes pero ya era tarde.
Al volver a casa vi las luces del garaje encendidas, seguramente mi hermano habría entrado para arreglar alguno de sus coches, solía venir a mi casa cuando no estaba porque mi garaje estaba mejor equipado que el suyo y era más grande, ¿pero a las 2 de la mañana iba a estar trabajando en su coche?,¿ y si no quien era?, decidí presentarme en el garaje armada con la escoba que tenia para limpiar la entrada, si me habrían entrado a robar se iban a enterar, no seria la mujer mas fuerte del mundo pero si la más tozuda y burra y no iba a permitir que nadie me robara pero al abrir la puerta del garaje de sopetón vi que no era un ladrón el que estaba dentro de mi garaje...
Habían pasado dos meses desde la carrera de Madrid, la cual habiamos resuelto con una baja, Iván, que en su ultima carrera sufrió un fuerte accidente que lo dejó un par de dias hospitalizado. Aun así pudimos conquistar el torneo y que Pietro nos mostrase sus ofertas. Habían sido dos meses en los que nos habíamos tomado la vida con toda la calma posible, yo habia comprado una plaza de garaje cerca de donde vivian mis padres, el taller seguía creciendo y todo iba tan bien como siempre, hasta que un dia, paseando con el mazda para que no se oxidase, un Impreza 22B se me puso detrás y me estuvo presionando. Me dediqué a jugar con el durante un rato, hasta que me di cuenta de que no quería correr. Me sacó de la carretera y destrozó mi mazda, incluyendo que estuve una semana en la UVI, recuperándome de los golpes. El mazda quedó en el nuevo garaje y lo arreglaba cuando podía. Fui moviendo los hilos y unos días después averigüe que fue Drako, que ahora tenia nuevo coche. Así que decidí retarle a un ultimo duelo en Cabarga, esto había que arreglarlo sobre la calzada.
Y llegó el momento, la hora de la verdad, y por qué no, la
de la venganza. Ya no me quedaban uñas cuando Juan vino a recogerme con su e30,
coche con el que habíamos acordado que yo iba a correr.
- Venga chaval, sube que nos queda poco tiempo, ¡y
alegra esa cara, que hoy llevas mi e30!
- Ya voy ya voy… Ya te contare.
El caso es que debido a esto, había tenido una discusión, se
podría decir que la mayor de todas con mi novia, desde el accidente con el Mazda ya veía esto de otra manera, y no quería que corriese debido al peligro que
suponía correr contra quien iba a correr, pero yo debía hacerlo. Para resumir, salí
de su casa mientras ella seguía discutiendo sola, y aun no habíamos hablado
desde esa mañana, lo cual me preocupaba bastante, en verdad.
- Llegamos.
Había pasado todo el viaje ensimismado en mis pensamientos y
concentrado en la discusión, pero llegaba el momento de cambiar de chip, me
bajé del coche y allí estaba, Javi haciendo de chofer de Iván y Cristian con
el s2000.
- Que pasa so gays, ¿os molan los tríos en pequeños
espacios?
- Calla coño.
- Para maricona tú, que parece que te va el rollo.
A todo esto Juan se estaba partiendo el culo tirado en el coche,
si que debía ser divertido visto desde fuera, si.
- Bueno, dejémonos de gilipolleces, ahí llega tu
hombre.
Efectivamente, ahí llegaba Drako, con su Impreza 22b, que
tanto había tenido que ver, por desgracia
- Acabemos cuanto antes, procedimiento simple, quien
llegue primero gana, el perdedor se retira, ¿te parece bien?
- Perfecto me parece, a los coches.
La carrera tocaba en bajada, pero no en cualquier bajada,
sino mi bajada, perfecto, menos ventaja para su Impreza, mientras él se iba
colocando en la salida yo hacía los últimos preparativos, arneses colocados,
meto la llave, la giro, espero a los chivatos, embrague y arranca. Me pongo los
guantes y se me acerca Juan a la ventanilla
- Mira, sabes que siempre he sentido un afecto especial
por este coche, pero si hoy le haces algo, como si le siniestras, me da igual,
siempre que ganes a este personaje, me cuesta mucho hacer esto, pero te doy
libertad de llevar mi coche al límite. Tan sólo gana.
- Quizás no llegue a cruzar la meta, todo depende.
- Miedo me da cuando dices eso.
- Tu tranquilo, si tal ya te pagare yo los rasguños…
- Voy a dejar de hablar contigo que me estoy poniendo en
lo peor.
- Suerte, y llega debajo de una pieza al menos.
- Eso intentaré
Me dirijo a la salida con una sola idea en la mente, acabar
esto cuanto antes. Si tenía que retirarle iba a ser esta noche, y no de la
manera más ortodoxa, precisamente. Voy recorriendo mentalmente el trazado:
“ésta podría ser buena para adelantarle, le podría cerrar por ahí y por allí si
voy delante”. Volviendo a la realidad, Iván nos iba a dar la salida.
- ¿Preparados?
Asentí
- 3…2…..1...YA!
Y salí sin perder mucha rueda: “uf menos mal” pensé para mis
adentros. Estábamos a la par y sabía de buena tinta que el e30 llevaba bastante
menos peso que el Impreza, que también estaba aligerado, pero no se acercaba ni
por asomo al bajo peso del que iba pilotado por mí. Podía forzar mucho más en
las frenadas, y eso era algo que iba a aprovechar, pero el Impreza tenía mejor
paso por curva debido a su tracción: “malditos 4x4” pensé para mis adentros.
En todo este rato, y sin darme apenas cuenta ya habían pasado las tres
primeras curvas y el Impreza estaba detrás, pegado, pero detrás. Me centro en
la carretera.
Bajamos aproximadamente a unos 110 km/h por un lugar de ir a
50 como mucho, pero no era consciente de ello, ahí estaba la primera curva de
la zona lenta, reducción a 2ª y paso sin dejar deslizar la trasera, agarrando
al máximo, pero nada, ni por esas, el Impreza me comía en el paso por curva:
“ya veremos si tienes pelotas” mascullaba mientras llegábamos a las zonas en
las que no se pasaba de 3ª. Llegamos a unas entrelazadas que eran imposibles de
tomar aunque sea un poco rectas, lo cual
aproveche, lanzando la trasera del e30 para hacer de barrera, pero en la última
no coordiné bien y ¡adiós! El Impreza me rebasó al no taparle el hueco, tocaba
cambiar de estrategia.
Me pegué a su culo para no perder terreno mientras iban
sucediéndose las curvas, en las cuales
intentaba no deslizar porque sabía que me haría perder tiempo. Y de repente ahí
estaban, las horquillas, a tan solo unos pocos giros. Faltaban 3 curvas, la
primera a izquierdas bastante ligerita en la que no había mucha variedad de
trazada, en 3ª casi a fondo, fui reduciendo a 2ª para la segunda curva, ésta más
cerrada y a derechas, pero que superé sin problemas, para la última recta un
poco larga en la que llegue a tocar el tope de rpm en 4ª. Tocaba frenar, curva
a izquierdas bastante larga que se podría tomar en 3ª a pocas rpm, pero me iba
el riesgo, engrané 2ª y el motor rugía endiabladamente, salí catapultado detrás
del Impreza, mientras llegábamos a la primera horquilla, coño, si había
público, en fin, aficionadillos a ver los piques, supuse.
Mientras el Impreza comenzaba a frenar bastante antes de lo
que tenía yo planeado, aproveché eso para colocarme por su interior y forzar la
frenada apurándola al máximo: “vamos, un poco mas… vamos… ¡ahora!” y comencé a
frenar estando a su par, lo cual funcionó, le había sobrepasado en la primera
horquilla de 3, nada mal. Con lo que no contaba es con que ahora él,
estaba a mi izquierda, y por supuesto,
en el interior para la siguiente, lo cual me desconcentró un poco, frenando
antes de lo que debía y provocando que me adelantase, pero no estaba todo
perdido. Nada más comenzar a tomar la curva lo vi, si cruzaba lo justo podía
salir con el impulso suficiente, dicho y hecho, a base de pedal conseguí que se
deslizara un poco de atrás y salí catapultado al lado del Impreza. Esto estaba
a menos de 100 metros de acabarse…
Después de salir de la segunda horquilla el interior era
mío, y además, algo con lo que Drako no contaba, yo me conocía mucho mejor el
terreno que el. Y si no recordaba mal, el exterior de la siguiente curva
estaría cubierto de barro debido a las lluvias de días anteriores. “Ahora o
nunca” pensé, lanzando el e30 con un Scandinavian flick, o el arte de poner el
morro del coche hacia el lado contrario de la curva, mientras llegábamos a
esta. Escuché un frenazo mientras rectificaba la trazada, y me metía
completamente de lado en la curva. “Vas bien, vas bien, vas bien… ¡NO!”.
Demasiado impulso, con lo cual me adelantó la trasera y trompo al canto. Para
más inri me quedé bloqueado y calé el coche. “Se acabó la carrera, se acabó
todo” me lamentaba, hasta que miré hacia mi frente y no vi ninguna luz, ni se
escuchaba ningún motor. El Impreza
estaba empotrado contra una pared de roca.
En ese mismo instante cogí el móvil y llame a Juan:
- Oye, estamos aquí a mitad de recorrido, esto ya se ha
acabado.
- No me jodas que has hecho algo al e30.
- No hombre no, bajad y lo comprobáis, el siniestrado es
otro.
- No puede ser…
- Si, si es, bajad ya.
- Vale, no os mováis mucho.
Colgué. Entonces salí del coche y miré el destrozo. Poco
había que salvar de ese Impreza, y me giré buscando a Drako. Allí estaba, sentado
en el guardarrail, con las manos en la cabeza y mirando el coche, sin mover un
solo dedo. Debió entrarme un ataque de compasión, quizás pena:
- Por más que lo mires no lo vas a arreglar, sabías los
riesgos que esto conlleva.
- Pero esta siniestrado…
- Y qué más da, además, creo que te será mas fácil
retirarte si no tienes coche con el que correr. Voy a ir llamando a la grúa
Cuando acabe de hablar con el de la grúa, llegaron Juan,
Cristian, Iván y Javi, con lo que se formó un gran revuelo, comentarios de la
carrera, del accidente, de las maniobras, lo normal. Al rato llamé a Juan
aparte:
Yo- Oye, estoy algo cansado, ¿me llevas de vuelta?
Juan- Ahora mismo, voy a decirles que te vas, yo volveré por
aquí después.
Me monté en el e30 y Juan hizo lo mismo. Mientras bajaba
eché la vista atrás y se veían algunos de los coches de quienes estuvieron
viéndonos bajando, de vuelta a sus casas también, suponía. Me centré en la
carretera mientras pensaba “Si hubiese tenido que llegar a este punto quizás no
hubiese terminado”. Intentado quitarme esos pensamientos entablé conversación
con Juan, mientras le decía lo que iba a ser de mí en un futuro…
Llegamos a mi casa y me bajé del coche:
- Muchas gracias por prestarme el bmw, sin él no lo
hubiese conseguido
- Ya sabes que no es nada, pese a lo nervioso que me
ponga. Bueno, me voy que me estarán esperando impacientes, ya hablamos.
- Adiós.
Y se fue dejándome en frente de mi garaje. Miré el reloj
“Las 22:30, perfecto”. Entre en el garaje, y le abrí. Allí estaba casi acabado
de nuevo el Mazda Rx7 que tantas emociones me había dado, sin duda estaba en deuda
con él, jamás me la había liado. Me dispuse a terminarlo, solo quedaban por
montar dos cosas, el parachoques trasero y un baquet de mas… Si, a partir de
hoy llevaría dos asientos. Mientras enganchaba el parachoques escuché la puerta
de la calle y un coche. “Estos vecinos…” pensaba. Cogí el baquet y me dispuse a
engancharlo. Un poco después ya estaba en su sitio, colocado y fijo, y le
estaba haciendo los últimos ajustes cuando:
-¿Ya has terminado de arreglar esa chatarra?
Sin prestar atención a la voz que me hablaba, dije:
- Esta chatarra seguramente sea mejor que tu puta mierda
de…
Fue alzar la vista y verla, allí estaba mi ella,
aguantándose la risa porque sabía que nadie se podía meter con mi coche, y le
encantaba picarme.
- Oye, que siento lo de esta mañana, ya sabes, el estrés
de estar en el otro lado, sin poder hacer nada y temiéndome lo peor. Pero
bueno, aquí estoy. Por cierto, ¿no notaste ninguna figura familiar allí arriba?
Entonces lo recordé con bastante claridad, en la primera
horquilla, aparcado en el interior, su Alpine a110. Iba
tan concentrado que apenas me di cuenta.
- Iba tan concentrado en ganar que en el momento ni pensé
e ello, pero te vi perfectamente. En fin, como ya habrás visto le puse otro
asiento al coche, ¿vienes a darte un paseo?
- Vale, espérate a que meta el Alpine dentro y me monto.
Acabó de aparcarle mientras yo arrancaba el Mazda… Joder, como
el primer dia, su ruido inundaba todo el lugar.
En la radio sonaba:
Nos colocamos los arneses y salí hacia un lugar bastante
especial para mí, el lugar donde acudí a darle un buen apretón a mi antiguo Fiat por
primera vez, solo que esta vez no le iba a hacer lo mismo al Mazda, al menos por
voluntad propia. Mientras íbamos llegando permanecíamos en silencio, como si
sobrasen las palabras.
- Mira, hemos llegado, aquí fue donde comenzó todo
Y me dediqué a conducir por el mismo recorrido que aquel
día, a un ritmo normal y corriente, por supuesto. “Mira, allí casi meto un
salto importante, en esa curva es donde se me fue de atrás” y mas cosas que le
fui relatando sobre el recorrido de ese día. Se acercaba el lugar donde me
detuve esa primera vez, hice lo propio. Bajé del coche y me senté en el capó.
Ella hizo lo mismo y nos quedamos un rato mirando las vistas, nada malas por
cierto.
- Te tengo que decir algo, algo bastante importante para
el futuro.
- Cuenta.
- Antes lo estuve hablando con Juan y… Dejo las carreras, las de la calle.
Esto se ha vuelto demasiado grande para mi, a partir de hoy dejaré de correr así.
Lo cual no quita que sigamos saliendo a divertirnos con ellos algunos findes,
como siempre. Pietro me ha hablado sobre un puesto para una prueba con Porsche en su programa de jóvenes promesas para correr en resistencia, y creo que voy a aceptar. En
cierto modo quiero sentar la cabeza.
- Esto tiene que estar siendo bastante duro para ti,
hasta a mi me costará acostumbrarme a no verte correr.
- Si, es duro, pero es lo mejor. Por cierto, ¿has decidido
que vas a hacer con el Nsx?
- Supongo que lo venderé, o quizás lo conserve como coche de fin de semana.
Y nos quedamos otro rato más en silencio, mirándonos, y
mirando el paisaje que se ofrecían ante nosotros, el cielo estaba despejado y
había luna llena, así que se veía perfecto. No sé cuanto estuvimos así, quizás
10, quizás 20 minutos. Hasta que me sonó el móvil.
- ¿Si?
- ¡Putilla! Soy Cristian ¿Te apuntas a cenar o cómo va el asunto?
- Mas oportuno no podías ser no…
- Eso es un no, lo siento si he interrumpido algo.
- Más te vale sentirlo…
Colgué y nos empezamos a reír debido a la conversación. Esta
noche no quería nada más que mi chica y mi coche.
- Te propongo una cosa, vamos a sacar dinero, se llena el
depósito, y vamos a divertirnos, a conducir
por turnos.
- ¿En serio? Jamás te he visto dejar el Mazda a casi nadie.
- Bueno, muchas cosas han cambiado desde hace un tiempo
¿no?
- Si, la verdad es que si.
- Pues vamos.
Montamos en el Mazda mientras pensaba hacia dónde ir. “Eso no
importa” me decía a mí mismo, “tan solo disfruta como nunca jamás lo has hecho
con un coche”. Fui hacia el cajero más cercano, y acto seguido a una gasolinera
que ahora llevaba un viejo conocido.
- Llénamelo de la de 98, anda.
-¿Vaya maquina llevas no?
- Uno, que ha tenido suerte en la vida.
Estaba él solo, así que le esperé para pagar, y de paso
comprar algo de comer y beber para
cuando apretasen las ganas. Me dirigí a la ventanilla del copiloto:
- Ahí tienes un mapa, cógelo, estamos ahí mismo. Decide
hacia dónde vamos a ir…
Si, tenía un mapa con mis tramos preferidos señalados. Nada más
había que decidir a cuales se iba a ir.
- Vale ya está, sube y te voy contando, salimos de
frente. Un tramo cada uno.
Subí al coche y arranqué mientras me ajustaba los arneses.
Con toda una noche por delante para hacernos muchísimos km. Nos disponíamos a
salir de aquella gasolinera sin pensar en un ayer, ni en un mañana. Simplemente
estábamos haciendo lo que deseábamos desde hacía mucho tiempo, liberarnos de
todo, aliviar las presiones. Disfrutar de nuestra pasión sin ataduras. Vivir el
momento. Bastó una mirada, un gesto. Salí de allí dejando un pequeño olor a
goma quemada en el ambiente, para que mentir, aquello me encantaba…