Ana:
Ya habían pasado varias semanas desde el accidente de Toni, en el que el maravilloso fin de semana en Le Mans se convirtió en un infierno. Había visto que el coche de Toni se comportaba extraño en la última vuelta pero podría ser cualquier cosa, estos coches eran muy complicados y delicados y el más sencillo daño podría afectar a la forma en la que el coche respondía, pero no pensé que se fuera a estrellar de aquella forma. Estábamos cerca de donde sucedió todo, vimos volar el coche y el resto lo vimos por las pantallas gigantes que había en Le Mans...nunca creí que podría pasarlo tan mal por alguien, creo que en ese momento comprendí lo que Toni debió de sentir cuando yo tuve aquel grave accidente hace años.
Me partía el corazón verle en esa camilla entubado y sin poder moverse, sin hablar, sin nada, me había dolido separarme de él antaño pero por lo menos sabia que estaba bien en cambio ahora estaba ...destrozado. Tuvimos miedo a que no despertase a pesar de que los médicos dijesen que despertaría.
El panorama fuera de su habitación era igual de desolador que dentro, su madre llorando, su padre intentando aguantar el tipo, nuestros amigos consolándose mutuamente por las esquinas, era horrible, prefería estar dentro de la habitación y así lo hice durante los cuatro días que estuvo allí. Sus padres, Javi, sus compañeros de equipo querían relevarme para que me fuera a dormir a un hotel y descansara pero ni pensé en la posibilidad, quería estar ahí cuando despertase y allí estuve, aunque el pobre se asusto un poco al verme más pálida que de costumbre, parecía estar peor que él a causa de la falta de sueño.
Pero de todo esto ya habían pasado 3 semanas y por fin volvíamos a casa, los médicos querían asegurarse de que lo habían inspeccionado a fondo y Toni ya podía ponerse de pie y dar un par de pasos aunque le dolido horrores la columna. En Cantabria seguiría un plan de rehabilitación con el que los médicos de Le Mans aseguraban que en un par de meses podría caminar más o menos bien aunque seguramente tendría que ayudarse de un bastón o una muleta al principio, pero el estaba animado e incluso bromeaba con lo bien que le iba a quedar el bastón y el aspecto de maduro interesante que le daría.
El viaje en avión fue algo movido por el mal tiempo pero llegamos bien y a Toni no le dolía nada, aunque ya me habían avisado los médicos, cuando se le pasara el efecto de la infiltración que le hicieron para hacer más cómodo el viaje iba a sentir todo el dolor que en el hospital le habían conseguido camuflar mas o menos.
Al aeropuerto vinieron a buscarnos unos amigos de Toni que nos llevaron a casa, y los dos siguientes días fueron un afluente continuo de gente por casa: familiares, amigos, etc y por fin al tercer día pareció que dejaban de llegar visitas a todas horas.
Me levante a las 7 a limpiar un poco la casa y a hacerle el desayuno a Toni, porque a las 9 tenia su primera sesión de rehabilitación:
-Buenos días dormilón, te traigo el desayuno, no te puedes dormir que tienes que ir a Valdecilla
-Ya lo se, no tienes que hacerme el desayuno, con la rampa esa que me pusisteis puedo bajar yo solo a la cocina y hacérmelo
-No me importa hacerte el desayuno, anda calla y ponte a desayunar que luego no te da tiempo a nada y tenemos que andar corriendo a todos sitios.
-Ana, hay algo de lo que no hemos hablado y a lo mejor deberíamos hacerlo
-¿ De que?
-De esto, osea de nosotros, de lo que somos, de todas esas cosas
-Pues bien, yo estoy bien contigo, quiero estar a tu lado y creo que ya sabes lo que siento por ti, así que no creo que tengamos mucho más que hablar
-No huyas Ana
-Tengo muchísimas cosas que hacer
Dije mientras me iba riendo a terminar con todo lo que había que hacer y a vestirme, pronto Toni me llamo para que le ayudara a levantarse para vestirse y arreglarse, decía que se sentía muy inútil, había que ayudarle con todo pero a mi no me importaba ayudarle, y bromeaba diciéndole que después de cuidarlo a él no quería tener niños.
La rehabilitación fue dolorosa, se le oía gritar desde la sala de espera, y salio de allí rojo como un tomate y con la cara completamente desencajada por el dolor, no quiso hablar del tema, pero la cara de dolor tardo en cambiarle bastante, mientras tanto yo me le había llevado al taller de Javi, tenia que hacer un montón de cosas porque Javi se había marchado a Inglaterra unos días y yo tenia que hacerme un poco cargo de la cosa. Toni estaba irritable después de la sesión de dolor y más aun cuando veía que no podía meterle mano a los coches de Javi, ahora que lo pensaba, no había hablado con Toni la posibilidad de que siguiese en las carreras de resistencia, tampoco quería presionarle o hacerle tomar una decisión porque no iba a servir de nada, así que mejor cerraba la boca hasta que el mismo sacase el tema.
Entonces oí aquel característico sonido, era mi Honda Nsx me quito todos los pensamientos de la cabeza, era mi hermano el que había estado cuidando aquella belleza y se le veía tan encantado con el coche que se le regale en su cumpleaños, me iba a costar superar ese regalo, ahora estaba rojo y mi hermano le había vuelto a poner el asiento del copiloto que yo le quité:
-Te gusta eh, había pensado que ninguno de los dos habías visto lo que hice con el Nsx
-Yo ni si quiera sabia que ahora era tuyo
-Mi hermana se lucio y en mi cumple me lo regaló, para el próximo año quiero el Delta
-Anda cállate y dime porque has pintado a mi hermoso coche blanco de rojo
-Para que corra más ja ja ja
El Honda era un buen coche, de serie alcanzaba las 8000 rpm y tenia casi 300 cv, y después de las modificaciones que yo le había hecho para correr aquel coche era monstruoso, pero no terminaba de divertirme tanto como lo hacia ahora con el Delta, mis padres me quisieron matar cuando se le regale a Rubén, no solo por la velocidad que podría alcanzar, sobre todo por lo que aquel coche consumía, a los 100, 12 litros sin pisarle mucho, pero Rubén tenia un buen trabajo y podía permitírselo, aunque no lo usaba a diario y todavía no le había dado ninguna avería ni tampoco había tenido que cambiar las ruedas, ni los discos de freno, entonces si que iba a llorar cuando viese la factura.
Mi tío se empeño en comprarme el Evo y el resto de mis coches me los había llevado a Italia, tampoco había pensado en Italia, que iba a hacer con mis amigos de allí, los negocios, con la casa, los coches, tampoco sabia si iba a seguir el plan inicial de irme allí medio año y estar el resto aquí. ¿ Por qué era todo tan complicado?, mientras yo pensaba, Toni chachareaba lo que podía con Rubén en el Nsx, se les veía muy enfrascados en una discusión de que ruedas debería ponerle al coche cuando se las cambiase. Mientras ojeaba una revista de coches pensaba en que hacer, si dejar el Delta para diario o comprarme otro coche y el Delta usarlo como coche de domingo. Me daba pena usar el Delta a diario porque era una reliquia y quería conservarlo bien el máximo tiempo posible y entonces vi en la sección de segunda mano de la revista aquella preciosidad, un Porsche 911 que me dejo los ojos abiertos como platos, en el anuncio ponía que el coche necesitaría de algunas reparaciones pero sinceramente no me importo, lo mio con aquel coche había sido amor a primera vista, no tenia ni idea de porque pero aquel Porsche tenia algo especial y esa misma tarde deje a Toni en casa de sus padres y con la escusa de tener que volver al taller fui a ver el coche.
Tuve que irme hasta Castro pero allí, a la entrada de una casa con el jardín más lleno de flores que había visto en mi vida estaba el coche, brillante, impoluto, al bajarme de mi Delta vi que no tenia ni un rayón y que por dentro estaba mejor todavía. Un señor mayor salio de la casa y me saludo, me pregunto que si me interesaba y tras hablar un rato con él de lo bueno y malo que el coche tenia le pedí que me enseñara el motor del coche y que me dejara probarle. Así que al rato, y tras comprobar que el coche no tenia nada grave, solo algunas cosillas que había que cambiarle le dije que se le compraba y le extendí al señor lo que pedía de entrada en el anuncio y el resto se lo di en un cheque, pareció sorprenderle que se lo pagara todo el mismo día:
-Vaya, debes de tener un buen trabajo niña, ¿a que te dedicas?
-Tengo un negocio de talleres y a veces hago alguna carrera
-Vamos que el coche le dejo en buenas manos
-Supongo que si, no se preocupe cuidare bien de él, no seria capaz de hacerle ni un rasguño a este coche
Y tras aquellas palabras el señor me deseo suerte y me hizo prometerle que si algún día me pasaba por allí con el coche se lo enseñaría para ver como quedaba cuando lo arreglara, accedí con gusto porque el señor era muy simpático y se le veía perro viejo en esto del motor. Mire el reloj, las nueve ya, Toni me iba a matar, le dije que a las 8 como muy tarde iba a por él. Llame al taller y le dije a uno de los obreros que allí teníamos que viniese a buscarme el Porsche a Castro con la grúa y que le dejaran en el taller hasta mañana, yo les daría mañana las indicaciones sobre lo que hacer con él. Así que con todo atado me subí al Delta para ir en busca de Toni. Cuando llegue se le veía algo enfadado y según nos montamos al coche me dijo que había llamado al taller y que no había aparecido por allí en toda la tarde, así que me invente que un cliente muy exclusivo me había hecho ir hasta castro para mirarle los fallos que le daba un Porsche 911, siguió enfadado pero se lo creyó a regañadientes.
A la mañana siguiente, sus padres querían llevarle a rehabilitación y yo aproveche para irme al taller y darles a los mecánicos las indicaciones de lo que quería que hicieran con el coche, iba a exprimir aquel coche, a sacarle todo lo que podía dar de si mismo y entonces se le enseñaría a Toni. Los mecánicos estimaron una semana para realizarle todas las reformas que quería hacerle y yo estaba especialmente ilusionada con mi nueva adquisición, nunca había tenido un Porsche a pesar de que siempre me habían parecido grandes coches, y este coche tenia algo, el sonido, el olor de la gasolina, su aspecto fiero, no se exactamente que, pero tenia algo que me hizo quererle desde que lo vi, tanta era mi adrenalina por probar ese coche que esa misma noche me lleve el Delta a meterle caña por Peñacabarga para quitarme un poco las ganas de velocidad. Para ello espere a que Toni se durmiese y salí con el máximo sigilo que pude, no estuve fuera más de una hora, pero Toni estaba despierta con un libro en las manos cuando entre en la habitación:
-¿Donde estabas?
-Fui a pisar un poco el Delta, se esta quedando dormido de tanto ir a 50 por hora en Santander
-Estas muy rara Ana
-No estoy rara, anda vamos a dormir un rato y deja de decir tonterías.
Esperaba poder mantener el secreto del coche hasta que estuviese listo para así darle a todos la sorpresa, pero Toni me conocía demasiado bien y si se empeñaba averiguaría lo que estaba haciendo, desde luego no tenia capacidad para mentir, se me notaba enseguida, así que tendría que olvidarme del Porsche hasta que estuviese terminado, así no estaría tan hiperactiva y Toni no seguiría pensando que estaba rara, en definitiva, en una semana disfrutaría de los placeres de conducir semejante coche, me quede profundamente dormida, estaba como una niña a la que le iban a dar una juguete nuevo.